Hace unos días la sala de póker online Full Tilt Poker añadía un pequeño “twist” a los concursos que utilizan la selfie como medio para llegar e involucrar al consumidor, aunque esta palabra sea tabú: queríamos decir un “seguidor”, un “amigo”.
Para dar a conocer una partida en la que se iban a enfrentar dos de sus jugadores patrocinados, la sala pidió a través de su blog, redes sociales y algún medio especializado, que sus seguidores se descargasen una careta con el rostro de uno de los dos profesionales –Gus Hansen y Viktor Blom- y se hiciesen una selfie con ella.
El resultado es, entre otras cosas, que puedes encontrar a un tipo con la cara de un jugador de póker danés tomándose una foto con un peluche en Rusia, sin que te hayas tenido que desplazar a Moscú ni hayas tenido que desembolsar un peso para convencerle de que se dejase retratar con semejante “look”.
Éste es el último de los muchos ejemplos de compañías que han incorporado la selfie a sus estrategias de marketing. En este caso, al fenómeno que originó Ellen DeGeneres en la gala de los Oscar, se le suma una especie de guiño al film de Spike Jonze Cómo ser John Malkovich.
Un toque diferente en un matrimonio –redes sociales y selfies– que ha resultado estar “made in Heaven”. El marketing social busca que el consumidor potencial se involucre y que mantenga una relación de reciprocidad, de feedback continuo con la marca; el objetivo último no es vender sino formar parte de la vida y el entorno social del receptor de la campaña.
La selfie es perfecta para estos propósitos: ¿qué mayor manera de implicarse que ofrecer la imagen de uno mismo y compartir aquello que haces? La dinámica publicitaria se invierte; no se trata de hacer que el consumidor crea que necesita un producto sino que crea que la marca le necesita a él. “Queremos saber qué piensas”, “queremos ver tus fotos”, “queremos adaptarnos a ti y no al revés”.
Los tres millones de tweets que logró la selfie de DeGeneres en dos días, dieron muestra del potencial que un simple “clic” podía tener para el marketing social. Samsung –fabricantes del teléfono con el que se tomó la foto- dice que fue un momento no programado, un caso de simple publicidad gratuita, pero tal y como comentaba en un artículo de AdAge Josh Feldmeth de la agencia de marketing de marca Interbrand: “Las condiciones estaban perfectamente preparadas para que eso ocurriera… no fue por casualidad”.
Han desaparecido los concursos de las mejores fotografías del verano o de viajes o de cualquier otra cosa: ahora se compite con la selfie, mucho más personal. El foco se cambia del escenario al espectador. No interesan los hábitos de consumo, conocer tu rostro es mucho más valioso.
En los últimos meses grandes multinacionales han utilizado esta herramienta para dinamizar sus estrategias de marketing pero también lo hacen otras empresas menos conocidas o grupos que desean saber quiénes son, ponerles rostro, a aquellos que les siguen: desde la organización de una carrera de remo en Irlanda, Ocean to City, al dúo musical angelino No Age, quienes se encontraron en su Facebook con originales fotos como la de este seguidor de Chiapas:
Ya hay también iniciativas dirigidas en exclusiva al mercado mexicano, aunque quizás no con el éxito esperado, por ejemplo la campaña del pasado mes de agosto de Maybelline NY Mexico.
El creativo publicitario ha encontrado una mina de oro en un concepto que no es nuevo pero que en unos meses se ha convertido en una auténtica mini revolución del nuevo marketing: hacer que el creativo seas tú.